domingo, 4 de marzo de 2018

Periodismo de calidad



Se reedita, aprovechando el cincuenta aniversario de la inauguración del puente que unió Staten Island con Brooklyn, este libro que fue el segundo que publicó el autor con poco más de treinta años.
De Talese he leído prácticamente todo lo traducido (solo me falta esa monumental biografía familiar titulada Los hijos) y solo me ha defraudado un tanto precisamente el último, El motel del voyeur. Ha sido un grandísimo periodista, un enorme contador de historias, alguien capaz de “sacar petróleo” de cualquier acontecimiento como demuestra, y de qué manera, en este libro que ahora comento.
Entre 1959 y 1964 se construyó en Nueva York el puente llamado Verrazano-Narrows que unía las localidades antes citadas y, parafraseando un título de Chaves Nogales –otro grande del periodismo-, el maestro Gay Talese estaba allí y en poco más de 200 páginas nos cuenta los avatares que tuvieron lugar durante la construcción de esta magna obra.
A lo largo de los diez capítulos en los que se divide el libro, nos describe desde el rechazo que tuvo la obra entre los habitantes de los lugares que tenían que ser ocupados por las torres del puente y las carreteras de entrada y salida, hasta los aspectos puramente técnicos de su construcción, pasando desde luego y sobre todo por las historias de quienes participaron con su duro trabajo en la obra. 
Lo que hace grande este pequeño libro es la capacidad de Talese para poner al lector en la piel de ese colectivo de los “trabajadores del hierro” que son los protagonistas absolutos del libro. Algunos con su nombre, apellido, alias y hasta foto, y  la mayoría como parte de ese colectivo. Unos trabajadores  “a la antigua”, con una gran pasión por su trabajo y con un gran orgullo por la obra terminada; gente que vivía de la construcción de puentes y rascacielos; de colocación de grandes antenas en elevadas alturas; es decir, de hacer trabajos siempre peligrosos que en el libro aparecen bajo el nombre de los boomers porque iban allí donde el boom de la construcción de aquellos años los llevaba.
Cuando Talese individualiza a alguno de estos trabajadores es capaz con apenas cuatro rasgos de situarnos perfectamente al personaje. Cuando, como hace en el capítulo 6, relata un accidente que termina con la muerte de un trabajador, es capaz también de hacerlo de forma extraordinariamente breve pero con emoción y sin morbo alguno. Cuando habla de aspectos técnicos hace que a alguien, como es mi caso, al que eso no le llama la atención le termine interesando y resultando curioso. En fin, que estamos ante otro estupendo texto de uno de esos periodistas que no abundan.
El libro tiene, además, un conjunto de fotos realmente magníficas que ayudan a comprender muy bien los trabajos que se cuentan en el libro y también a conocer a algunos de sus personajes. Una gran edición.
De la entrevista de Jan Martínez Ahrens con el autor en elpais.com reproduzco el siguiente diálogo que da algunas de las claves del libro.

Pregunta. ¿Qué ha sentido al releerla?
Respuesta. Pues me he vuelto a ver a mí mismo, he vuelto a visitar mi juventud.
P. ¿Y le ha gustado?
R. Sí, claro. Mire, mi vida son los otros. Yo me he conocido conociendo a otros; me he descubierto descubriendo a los demás. Y en este libro los he vuelto a reencontrar.
¿Y pasado todo este tiempo, no cambiaría nada?
R. No. Soy un escritor lento, primero recojo mucha información, luego escribo y reescribo hasta que no puedo más. Pero no tomo atajos, doy lo mejor de mí mismo. No me arrepiento de lo que hice.
P. ¿Y cómo dosifica tanta información?
R. Busco una escena y luego desarrollo la película. Todo lo que escribo tiene una imagen. Pero lo más difícil no es eso, lo más difícil es hacer fácil la lectura.
P. Pues un puente no parece un tema fácil.
R. Me gusta escribir sobre gente real, haciendo cosas reales. Eso es El puente

Sé que hay otros, pero en mi caso Kapuscinski, Talese y, entre nosotros, Chaves Nogales, son mis periodistas favoritos. De los actuales acabo de descubrir a un magnífico Xavier Aldekoa. Todos sus libros son recomendables.

Gay Talese, El puente. Traducción Antonio Lozano

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