lunes, 25 de septiembre de 2017

Gran decepción




Tengo un gran respeto por Saviano tanto personal como profesional. Creo que lo merece por haberse jugado la vida, y seguir haciéndolo, por informar sobre una realidad que aflige a determinadas zonas del sur de Italia y, en el caso que nos ocupa, a Nápoles en particular. Sin embargo,  hasta ahora no había leído ninguno de sus libros aunque sí vi en su día la adaptación cinematográfica de su libro Gomorra.
Este libro es, por tanto, lo primero que leo del autor y no me ha gustado. Se trata de una extensa novela, 377 páginas, en la que muestra el surgimiento y algunas actuaciones de una banda de delincuentes que son realmente unos niños pues se inician a los catorce años e incluso hay alguno de menor edad.
A pesar de la extensión de la novela se echan de menos muchas cosas como plantea Carlos Zanón en su crítica para elpais.com:

“Falta en este libro más sobre de dónde vienen, qué sienten, de qué escapan o qué quieren conseguir sin esfuerzo esos chavales. La violencia no es ni explicada por sí misma — tampoco hay mucha— ni por sus raíces de clase obrera o el sueño hortera de niño rapero, malote, vago, machista, asesino. Hasta Nápoles y su idiosincrasia aparecen apenas esbozadas.”

Otro defecto importante de la novela es lo poco que están dibujados los personajes. Casi lo único que se explica de ellos es de dónde les viene el mote y resulta bastante indistinto quién interviene en los diálogos -y la novela está repleta de ellos-, porque apenas está esbozada una personalidad bien diferenciada para los once miembros de la banda. 
Sí hay alusiones a su “filosofía” como por ejemplo en estas dos intervenciones de Nicolás, el jefe de la banda:

“- Sí, pero yo tengo respeto por quien se deja matar. Tengo respeto también porque todos les tienen miedo. Eso significa que lo han conseguido, que se muera mi madre, lo han conseguido si todos se cagan encima cuando los ven.” (p. 294)
“-Eso es, yo no quiero ser el brazo armado de nadie. Nosotros debemos ser más, tenemos que comernos las calles. Hasta aquí hemos pensado sólo en el dinero, pero tenemos que pensar en mandar.” (p. 295)

Es cierto que la novela tiene momentos muy logrados y capítulos magníficos como, por ejemplo, el titulado  Capodimonte en el que Nicolás, el protagonista, se entrevista con un capo para pedirle armas. Sin embargo, poco después hay otro capítulo que se desarrolla en el zoo en el que hay escenas totalmente disparatadas. Además, lo que es muy raro en una novela con tanta acción y que trata este tema, hay bastantes momentos en que se hace aburrida y tediosa por repetitiva.
Es una pena que las buenas intenciones y lo importante del tema hayan dado como resultado un texto que no satisface las expectativas ni tan siquiera a nivel informativo.
Hay una crítica muy positiva de RafaelNarbona en elcultural.com.

Roberto Saviano, La banda de los niños. Traducción Juan Carlos Gentile Vitale.

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