martes, 19 de julio de 2016

Citas últimas lecturas


Profesor


Déjenme que les diga que los profesores son unos impostores de tomo y lomo y de la peor especie, pues pretenden una vida imposible, una eterna y ociosa juventud existencial. Esto les crea terribles decepciones y les lleva a alejarse de la verdad.
(…)
En mi opinión, todos los profesores tendría que dejar de  dar clases a los treinta y dos años y no se les debería permitir volver a ejercer hasta que no tuvieran sesenta y cinco, para que pudieran vivir sus vidas en lugar de enseñarlas; vivir vidas llenas de ambigüedad, provisionalidad, rendimiento y asombro. No deberán explicar nada públicamente hasta que estuvieran tan cerca del final que ya no pudieran hacer otra cosa.
Richard Ford, El periodista deportivo



Profesor


Tanto los profesores autoritarios como los miedicas son personas mediocres. En este sentido la palabra “secundaria” lo dice todo. Para guardar las apariencias, te enseñan distintas asignaturas, pero en realidad de lo que se trata es de someterte durante esos años a una mediocridad asfixiante. Ningún lugar apesta tanto a mediocridad como un instituto.
Herman Koch, Estimado señor M.



Edad, Memoria


Le ocurre a menudo, pero en su propio despecho: relee algo que escribió meses atrás, y cada palabra vuelve a ser nueva. Pero aún: ni siquiera recuerda haber escrito ese texto. Es una de las ventajas dela edad. Olvidar Una cosa vieja puede parecer nueva incluso al día siguiente.
 Herman Koch, Estimado señor M.



Educación, Lectura, Literatura


-        Usted trabaja en educación, me imagino.
-        Doy neerlandés en secundaria.
-        Eso me temía. En su pregunta detecto la otra gran confusión, a saber: que hay que conseguir que los jóvenes, o los mayores, o los minusválidos, o los vegetarianos, lean. Eso no es necesario en absoluto. No tenemos que querer conseguir que nadie lea, del mismo modo que no tenemos que conseguir que vayan al cine, escuchen música, practiquen sexo o beban alcohol. Un instituto no es lugar para la literatura; su sitio está más bien en la lista que acabo de enumerar; con el sexo y las derogas, con todas las cosas que disfrutamos sin que nos obligue nadie. ¡Lecturas obligatorias!¿Cómo se les ocurre algo así?
Herman Koch, Estimado señor M.



Identidad


Dicen que no me interesa lo que significa ser húngaro. No, les respondo, a mí me interesa lo que significa ser.

 Imre Kertész, La última posada

viernes, 15 de julio de 2016

Vida y reflexiones de un Nobel de literatura



“Una y otra vez me pregunto si no soy demasiado monótono escribiendo ya mi cuarto cuaderno de diarios, aunque creo que sólo me formulo esta clase de preguntas por el efecto de las malignas críticas publicadas en Hungría.” (p. 172)

Una buena reflexión que, por un lado acierta, la monotonía y, por otro, refleja una de sus obsesiones, el trato que recibe en su país de origen.
El libro se compone de cuatro partes: en dos recoge sus diarios y en las otras dos escribe en forma más novelada sobre su vida o una historia sobre Lot.
Para mí, la primera parte, titulada Secreto a voces, es con mucha diferencia la más interesante y la que más me ha enseñado sobre el autor y sobre otros temas. En ella hay muchas reflexiones sobre la creación literaria (angustia, miedos,…); fuertes críticas de todo tipo (político, cultural, mentalidades,…) a Hungría;  alusiones continuas a su condición de judío y al antisemitismo que se está instalando en Europa (aquí critica de forma un tanto velada la política de inmigración europea y ataca de manera bastante furibunda a los musulmanes); innumerables referencias musicales, tema en el que parece ser un verdadero experto en la música clásica y, sobre todo, alguien que disfruta enormemente con ella; menciones muy abundantes a los efectos, no siempre positivos, que ha tenido la concesión del premio Nobel de literatura y, finalmente, Auschwitz que es una presencia casi constante en esta parte como lo son el suicidio y la muerte.
Sin embargo, la tercera parte que también contiene sus diarios, está muy centrada en su vida cotidiana y hay bastantes menos reflexiones.  Además tiene un punto de vista muy sombrío (la enfermedad, la soledad, la dificultad de la escritura, la muerte,…) y resulta, como apunta el propio autor en el texto antes citado, bastante monótona pues se repite muchas veces el mismo tipo de hechos y de emociones. También tango que decir que resulta una lectura bastante deprimente por el deterioro físico y la constante obsesión de la cercanía (que luego no fue tal) de la muerte
Las dos partes noveladas no me han gustado.
En resumen, un libro con algo más de 100 páginas sugerentes sobre la vida de un autor del que solo he leído tres de los varios  publicados en castellano, pero que me parece un buen escritor y un personaje peculiar por el rechazo que muestra a su país del que pueden ser un buen ejemplo los siguientes fragmentos: 

“Este país se encuentra en una situación tan grave que sólo espera cierto alivio de la mentira.” (p.26)
“Se adueña de mí la autocompasión cuando pienso que he pasado gran parte de mi existencia en la dictadura maligna de un país maligno y provinciano,...” (p.36)
“(…) el odio enfermizo, implacable y gratuito que domina y guía a los hombres en este país.” (p.57)
“Tampoco entiendo al país del que soy ciudadano. ¿Qué tengo yo que ver con la Hungría de los soplones? ¿Qué tengo yo que ver con la moral de agentes de la policía secreta que ha dado forma a este país? “(p.89)





Imre Kertész, La última posada

miércoles, 13 de julio de 2016

Interesantes relatos sobre la época inicial del comunismo en Rusia




Dice la traductora, Joanna Szypowska, al principio del Epílogo: “Al terminar la lectura de La trilogía siberiana de Vladimir Zazubrin resulta extraño que haya aún críticos que se preguntan en serio: ¿estaba el autor a favor o en contra de los rojos? Aunque, pensándolo bien, la pregunta tiene su razón de ser. Zazubrin creía que estaba a favor; sin embargo, todo lo que escribía resultaba enormemente crítico.” (p.223)
Efectivamente, estos tres relatos largos, o novelas cortas, resultan tremendamente críticos y más aún si tenemos en cuenta que fueron escritos en 1923 aunque uno de ellos, La astilla, no fue publicado hasta 1989.
La represión despiadada y no siempre justificada ni basada en la justicia; los robos y los malos usos que se produjeron en la época de la NEP; y la vida erótica de los funcionarios del Partido en un pueblo de Siberia, son los temas que trata ZaZubrin en sus tres relatos. En todos también, como afirma la traductora, predominan los elementos de crítica sobre cualquier otro aspecto. Es cierto que hay personajes que, siendo miembros del Partido, tienen comportamientos morales y hasta bondadosos, pero los hechos que narra, protagonizados también por comunistas, son significativos de una forma de actuar totalmente reprobable.
En el interesante Prólogo la traductora nos cuenta de forma detallada los principales momentos de la vida del autor que en 1919 huyó del Ejército Blanco para incorporarse al Ejército Rojo, lo que deja muy claro cuál era su ideología y su posición política en unos tiempos tan convulsos. Finalmente, en 1937, terminaría fusilado parece ser que por un comentario inoportuno hecho en presencia de Stalin.
Un libro muy recomendable porque, además, está escrito de un forma muy directa y yendo a lo fundamental. Hay muchos diálogos bastante bien construidos y creíbles. Quizá he echado en falta el que, al transcurrir todo en Siberia, no haya más descripciones de los lugares y del ambiente.
Jesús Aller hace una buena reseña con más detalles sobre el contenido en Rebelión.org.
Por cierto, lo publica una editorial que desconocía, Eutelequia, dentro de una colección, Círculo d’escritores,  que habrá que tener en cuenta porque hay muchos escritores desconocidos pero con títulos sugerentes.



Vladimir Zazubrin, Trilogía de Siberia

viernes, 8 de julio de 2016

Interesante para el debate




Recoge el libro más de 20 horas de entrevistas realizadas desde finales de diciembre de 2015 a abril de 2016. No sé si era esa la voluntad expresa de las partes, pero el caso es que se tratan sobre todo temas muy de la coyuntura política del momento aunque Garzón intente a veces, con resultados diversos, profundizar algo más. Por ejemplo, se dedican nada menos que 14 páginas, en un libro de menos de 200, a explicar los problemas de la formación de grupos parlamentarios tras las elecciones de diciembre, y todo un capítulo de 20 páginas, el 14, a explicar de dónde surgió y cómo funcionó la “mesa a cuatro” (en este aspecto sí hay algunas informaciones interesantes).
Por lo que vengo diciendo se entiende que el libro, aunque entretenido y jugoso para quien esté interesado por la política, me parezca un tanto superficial y en cierta medida superfluo. Los pocos intentos que, como antes decía, hace Garzón por profundizar e ir más a los problemas estructurales quedan sepultados  por los temas de la actualidad. Además, se repiten las mismas referencias a Laclau, Lipotevsky o Gramsci en diversos lugares (quizá explicable por ser conversaciones hechas en un período largo de tiempo y en diferentes espacios). También me ha parecido chocante el uso que hace el entrevistado del término ideología ya que parece deducirse de sus palabras que él (ellos), IU, son los únicos que la tienen.
Por otra parte, se dedica buena parte del capítulo 1 a la crítica de Podemos. Elsa García de Blas ha hecho en elpais.com una buena selección de textos de esa crítica y a ella me remito. Por mi parte reproduciré un par de ellos que comentaré brevemente:

“Y si tú quieres construir pueblo, tienes que hacerlo fundamentalmente a través de la praxis; ellos creen que los pueblos se construyen desde los discursos”. (p.24)

“Autoorganizarnos todas las víctimas de la crisis es algo que solo se puede conseguir desde la práctica. Para eso hacen falta organizaciones que ayuden a que eso suceda. Esta es nuestra concepción de la organización política, mientras que para Podemos la organización política es un instrumento fundamentalmente electoral que camina adaptándose a lo que llaman el sentido común de cara a gobernar las instituciones, pero sin cambiar necesariamente la mentalidad de la gente, porque no es lo mismo adaptarte a la gente que hacer pedagogía del conflicto.” (p.25)

Del primer fragmento solo decir que no sé de qué texto de Podemos saca esa idea, y con respecto al segundo, tras cinco años de crisis no tengo muy claro qué “pedagogía del conflicto” han hecho desde IU o CCOO. Evidentemente no niego, muy al contrario, que se puedan hacer críticas a Podemos, es más, creo que al menos en teoría es una organización que debería crecer y desarrollarse a partir de las críticas; lo que pasa es que tengo la impresión de que Garzón las hace hacia la superficie y no siempre con mucho fundamento.
En fin, un libro que, como se ve, es interesante aunque sea para plantear algunos temas de reflexión y debate aunque a mí me ha defraudado un tanto no el Garzón político (que demuestra tanto conocimiento y uso de la táctica como sus rivales a los que critica por ello), sino el intelectual que parece pretender ser.



Miguel Roig, Conversación con Alberto Garzón

jueves, 7 de julio de 2016

Citas últimas lecturas


Felicidad

Por eso he pensado desde entonces que la felicidad no es más que estar libre de todo lo malo: La libertad frente a las privaciones y la libertad frente al dolor, eso es la felicidad. Y la libertad frente a la angustia…
Torborg Nedreaas, Nada crece a la luz de la luna



Historia

(…) lo interesante de la historia es lo que nos enseña sobre nuestra propia época, ¿verdad? Pero de ello no oyes ni una palabra en la escuela y por eso supuso una novedad para mí desde el momento en que pude adquirir un poco de experiencia y pensar por mí misma.
Torborg Nedreaas, Nada crece a la luz de la luna



Matrimonio

Pero el matrimonio… Es una estafa porque dicen que es sagrado. Sí, inviolable. ¡Inviolable!... En particular esos matrimonios que no son más que un negocio camuflado a contrato fijo.
Torborg Nedreaas, Nada crece a la luz de la luna




Padres, educación

En aquella ocasión me pregunté qué me habían enseñado mis padres y llegué a la conclusión de que me había  inculcado “un sentimiento de independencia”.
Richard Ford, El periodista deportivo



Escritura

No es ninguna pérdida para la humanidad que un escritor decida dar por terminada su labor. Cuando un árbol cae en la selva, ¿quién se preocupa salvo los monos?
Richard Ford, El periodista deportivo



Amistad

¿Cuál es la medida real de la amistad?
Voy a decírselo a ustedes. Es la cantidad de tiempo que uno desperdicia con las desgracias y calamidades del otro.
Richard Ford, El periodista deportivo

miércoles, 6 de julio de 2016

El primer testimonio de un tema inagotable




A lo largo de las 400 páginas de densa tipografía que componen el libro, la autora, una joven polaca detenida en 1942 por colaborar con la resistencia y que pasó tres años en el campo de concentración, va relatando la vida de las prisioneras, centrándose en la dureza tanto del trabajo como, sobre todo, en la gran cantidad de enfermedades epidémicas que había.
Apenas ofrece información sobre su persona y tampoco es habitual que aparezcan en el texto los nombres de otras prisioneras; no sucede los mismo con los de aquellos que tenían algún tipo de cargo ya fuesen prisioneros también o miembros de las SS.
El relato, como todos los que han tratado este tema, resulta bastante duro de leer en muchos momentos incluso para quien, como es mi caso, está acostumbrado a los horrores de esa época. Szmaglewska había publicado ya relatos antes de ser detenida y eso se nota en su escritura que no es la habitual en este tipo de textos. Está muy cuidada y por momentos adquiere un carácter muy literario.
Algunas cosas que me han llamado especialmente la atención: el hecho de que cuando se producían los despiojamientos –algo en principio positivo-, la mayoría perdían las pocas pertenencias que tenían; la interesante diferencia que establece entre organizar y robar o la escasa aparición de los crematorios pues hasta el capítulo 14 (página 301), que se lo dedica íntegramente, solo hay alusiones del tipo:

“Los largos días de verano pasan uno detrás de otro. Cada vez llegan nuevos transportes que, como generaciones que hubiesen cubierto su ciclo vital, van hacia el crematorio. Todo cambia sin cesar. El ritmo vibrante del exterminio acaba con todo aquello que el instinto humano de supervivencia había construido previamente.” (p.249)

Hay que advertir que la autora estuvo presa en la zona del campo donde se encontraban mayoritariamente alemanas y polacas, y menos de otras nacionalidades, pero no las prisioneras judías.
Aunque no son muy habituales, también hay algunas reflexiones de carácter más general como:

“Si alguien quisiera medir el comportamiento de los prisioneros en este período con parámetros y patrones de tipo político, si sacara conclusiones e hipótesis de carácter nacionalista, se equivocaría.
La muerte y la depravación generada por la guerra hacen desaparecer las fronteras “raciales” y nacionales. Entre la gente surgen divisiones de naturaleza muy distinta.” (. 307)

“Birkenau se ha convertido en una selva en la que resulta fácil perder el rumbo. Nadie es capaz de predecir cómo se comportará hoy ante un acontecimiento y cómo lo hará mañana. Tampoco puede decir nadie cómo reaccionará su vecino de la izquierda, y cómo el de la derecha, independientemente de su nacionalidad y raza. Aquí caen los caparazones de los principios, los moldes de las buenas conductas que a veces en una vida normal pueden ayudar a un hombre, a un don nadie, a atravesar muchas situaciones de manera ejemplar sin que se dé cuenta de que es un cero a la izquierda.” (p. 309)

En general, se trata de un libro interesante aunque quizá demasiado extenso ya que se repiten muchas veces las mismas escenas sobre todo cuando describe las diferentes epidemias que tuvieron que soportar. Seguramente se debe a que lo finalizó el 18 de julio de 1945 lo que indica que debió ser escrito, al menos en parte, mientras estaba en el campo y sucedían los hechos que relata.
Para quien no haya leído nada sobre el tema no es la mejor forma de introducirse en él; para quien sí lo haya hecho puede encontrar aspectos menos tratados en otros libros. En todo caso hay que insistir en que está especialmente  bien escrito.
Buena reseña de Cecilia Dreymüller  en elpais.com



Seweryna Szmaglewska, Una mujer en Birkenau

lunes, 4 de julio de 2016

Buena historia y magnífica escritura



Hace poco hacía la entrada en el blog de la relectura de un libro de Caparrós, A quien corresponda, que me impactó bastante. A partir de ahí decidí conocer más la obra de este autor argentino. He comenzado por su última novela y quedan otros dos libros pendientes: uno que fue premio de novela Alfaguara, Los Living y su último trabajo periodístico, El hambre, que ha tenido gran repercusión.
Este Echevarría es un libro muy diferente a los ya leídos e incluso a los pendientes de lectura. No se trata de una novela histórica, más bien parece una biografía novelada de este peculiar personaje que quiso crear una literatura nacional poco después de la independencia de la República Argentina cuando realmente no existía aún una nación.
Por sus páginas vemos pasar con diferente protagonismo a gentes como Alberdi, Lavalle, Sarmiento, etc. y, desde luego, Juan Manuel Rosas verdadero protagonista de muchos momentos aunque él no forme parte directamente de la trama.
Estamos ante un libro no solo interesante por su contenido o por las características de su protagonista y de su intento cultural, sino también, y a mí particularmente es lo que más me ha gustado, por la escritura de Caparrós en la que demuestra una gran originalidad, creatividad y maestría.
Cada uno de los siete capítulos en que se divide el libro concluye con un apartado titulado Problemas en los que:
“dice el autor que introduce su propia voz en la novela para reflexionar sobre algunas cuestiones a través de breves epílogos finales titulados Problemas con los que cierra cada uno de los siete capítulos del libro. «Esto me permitía cuestionar algunos postulados implícitos, que quería que no lo fueran, y discutirlos», explica. «El más flagrante es la forma en que se puede leer este período histórico en paralelo al peronismo del siglo XX y no podía dejar pasar esa discusión», concluye.” (Matías Néspolo,elmundo.es) Este aspecto del libro, su posible analogía con el peronismo, a mí me surgió en algún momento por lo que conocía de Caparrós, pero creo que la época de Rosas no es comparable en ningún sentido.
Aprovecho para advertir que, para el lector español que no conozca algo de la historia de Argentina en la primera mitad del siglo XIX, habrá algunos episodios que no lleguen a comprender del todo. Al menos a mí me ha pasado y conozco algo del tema.
Un comentario bastante completo de Nadal Suau se puede encontrar en.elcultural.com.
Por mi parte solo queda recomendar encarecidamente este libro y este autor que creo que está entre los que mejor literatura en castellano están haciendo.



Martín Caparrós, Echeverría