lunes, 30 de noviembre de 2015

Él origen de algunas versiones actuales de la Transición



En poco tiempo he tenido ocasión de leer tres libros sobre el tema de la Transición: La Transición contada a nuestros padres de Juan Carlos Monedero, Por qué fracasó la democracia en España de Emmanuel Rodríguez y El PCE y el PSOE en (la) transición de Juan Andrade. De los tres he dejado comentario en el blog y a él me remito, pero sí quiero comentar ahora que los tres coinciden en dos cosas: un tratamiento bastante desigual de los distintos temas que abordan y, lo realmente importante, todos se muestran muy críticos sobre  cómo se ha contado hasta ahora lo que sucedió en ese fundamental momento histórico. Todo lo anterior viene a cuento porque tras la lectura del libro de Morán, reeditado ahora después de su primera publicación en 1991, la sensación que he sacado es la de que se trata de un texto que alguna manera está en el origen de estas más modernas versiones de la Transición.
Hay muchas frases del libro que pueden resumir la idea clave, pero creo que la siguiente es la que lo hace mejor: “(…) la Transición debe enfocarse como una derrota. Una derrota de todo aquello que era, para muchos antifranquistas, objetivos ineludibles del futuro: la libertad sin oligarquías que la limiten, la transformación social y la política como actividad abierta de la ciudadanía. Eso que no debe interpretarse de otra manera que como el patrimonio de la izquierda dilapidado durante el periodo.” (p. 35-36)
El autor partiendo de esta idea base irá desgranando a lo largo de ocho capítulos y un curioso Epílogo  los diferentes elementos que le llevan a esta conclusión.
El texto está plagado de sugerencias, de descripciones “a lo Morán” (duras y a veces muy descalificadoras), de análisis que en su mayor parte puedo compartir y de una visión del fenómeno histórico que en su momento tuvo que ser muy combatida.
El debate sobre la caracterización del franquismo, sus afirmaciones sobre la monarquía y sobre Juan Carlos, y, sobre todo, el capítulo  Formación y vocación de la clase política, son los aspectos que más me han llamado la atención de un libro que también me parece un tanto desigual en el tratamiento de los diversos temas teniendo en cuenta, eso sí, que es más un ensayo que un libro de historia.
Es también un libro que resulta a veces un tanto confuso pues tiene el autor un estilo de escritura que no siempre es todo lo claro que desearía el lector aunque, en todo caso, sí que es contundente en sus opiniones que suelen estar bien fundamentadas.
Quiero recoger aquí una idea de Morán que no solo comparto, sino que he vivido y vivo de la misma forma:

“Es una generación (se refiere a la suya) que no puede escuchar el himno nacional sin que le chirríen en sus oídos y en su memoria los compases de charanga de esa Marcha Real. Que no puede contemplar la bandera rojo y gualda sin un sentimiento irreprimible de rechazo histórico. Que no puede oír con unción el nombre del rey sin una cierta sonrisa de malévola complicidad, como quien está en un secreto intransferible.” (p.139)

En otro orden de cosas, también quiero dejar constancia de esta otra frase anticipatoria de procesos actuales:

“Lo único que garantiza la responsabilidad de unos profesionales políticos, su atención y su permeabilidad, es que existan amplios sectores que “hagan” política sin querer competir con ellos en la “carrera política”. Solo las bases ciudadanas pueden evitar la política como negocio, como empresa; o cuando menos, atenuarla. Entre profesionales es obvio que han de regir las reglas del mercado, y el fin del mercado es el beneficio económico.” (p.202)

Un libro de Morán siempre es recomendable pues hable de lo que hable siempre lo hace de una manera comprometida y poniendo en dedo en la llaga. Lo mismo sucede en este caso más aún al tratarse de un tema que hoy está tan en candelero y que genera tantas controversias.

Gregorio Morán, El precio de la Transición


viernes, 27 de noviembre de 2015

Buffalo Bill y Toro Sentado como protagonistas



En los últimos años la literatura francesa me está dando muchas satisfacciones; Carrére, Mauvignier, Claudel y este hasta ahora desconocido y no traducido Vuillard. Todos tienen una gran capacidad para crear historias originales y hacerlo, además, con muchas variaciones estilísticas y técnicas.
En el caso de esta novela corta, finalista del Goncourt y con otros dos premios obtenidos, Vuillard nos cuenta varios momentos en la historia de ese original y en parte estrafalario personaje que fue Buffalo Bill, sobre todo en lo que tiene que ver con su gran espectáculo, Wild West Show.
Esto le da pie para hablar del maltrato dado a los indios, de la manipulación de la historia por parte de los vencedores, del espectáculo como recreación falsificada de la realidad y, al mismo tiempo, creador de una nueva realidad. Si esto ya sería suficiente para que mereciese la pena leerla,  además todo está narrado como se afirma en la contraportada: “Con un lenguaje de una precisión, elocuencia y belleza sobrecogedoras”.
Novela de una gran originalidad por la que pasan personajes como ese Buffalo Bill protagonista, pero también un Toro Sentado obligado de alguna manera a interpretarse a sí mismo en el espectáculo lo que provoca una gran tristeza o ese inesperado capítulo final dedicado al fotógrafo Wilson Bentley y su dedicación a fotografiar los copos de nieve.
Una gran novela que dice mucho y muy bien en apenas 140 páginas. Espero que haya más traducciones de libros de este autor.
Dejo enlaces con una interesante entrevista con el autor y con un buen comentario.

  
Éric Vuillard, Tristeza de la tierra. La otra historia de Buffalo Bill

miércoles, 25 de noviembre de 2015

Sigo con un buen descubrimiento



 
No hace ni un mes que publiqué el comentario sobre el último libro de este para mí desconocido escritor guatemalteco. Ya anunciaba que seguiría leyendo su obra pues me parecía muy buen escritor y muy original.
Este Monasterio, aunque se trate de una novela corta (122 páginas), guarda estrecha relación con la colección de relatos que constituyen el libro que mencionaba antes. Se trata de un conjunto de fragmentos que tienen, al igual que en la anterior, como protagonista al propio Halfon y su condición de judío no ejerciente. La novela me ha encantado y me parece que estamos ante un gran escritor que, eso sí, creo que debe plantearse una obra más voluminosa y más consistente en la que pueda desarrollar la multitud de esbozos que hay tanto en el libro anterior de relatos como en esta novela corta.
Dos fragmentos de este libro me han llamado especialmente la atención:
 
“(…) un muro (se refiere al que está levantando Israel) es la manifestación física del odio hacia el otro. Una manifestación palpable, concreta, que busca separarnos del otro, aislarnos del otro, eliminar al otro de nuestra vista y nuestro mundo. Pero también es una manifestación a todas luces inútil: por más alto y grueso que se edifique, por más largo e imponente que se construya, un muro nunca es infranqueable. Un muro nunca es más grande que es espíritu del hombre que éste encierra. Pues el otro sigue allí. El otro no desaparece.” (p.100)
 
“Mi abuelo salió de Polonia en 1945, y jamás quiso regresar, jamás volvió a pronunciar una sola palabra en polaco. Vivió el resto de su vida en Guatemala ofendido con sus compatriotas, y con su país natal, y con su lengua materna. Los polacos, me decía, nos traicionaron.” (p108) (Desde hace tiempo siento una fobia un tanto irracional hacia los polacos de ahí la atención.)
 
Como hice con su libro anterior, prefiero dejar el enlace a dos buenos comentarios críticos, en El Cultural y en Unlibroaldía,  limitándome a recomendar la lectura de Halfon.
 
Eduardo Halfon, Monasterio

martes, 24 de noviembre de 2015

Un merecido premio Nobel




 
Tengo que agradecer a la Academia sueca la oportunidad que me ha dado de conocer a esta gran periodista y escritora gracias a la reciente concesión del Premio Nobel de Literatura. El libro se me había pasado totalmente y no había tenido ninguna referencia de él. Sinceramente, no lo entiendo. Me parece uno de los textos más hermosos, emocionantes, humanos e incluso interesantes de los que he leído en los últimos tiempos.
“Voces” porque el libro está compuesto efectivamente con las declaraciones de protagonistas que Alexievich ha ido recopilando a lo largo de veinte años que reproduce a partir de más de 40 monólogos y tres coros: de soldados, del pueblo y de niños. La autora solo se ha reservado una entrevista que se hace a sí misma.
No se trata de contar qué sucedió en el reactor sino de las repercusiones personales que tuvo en las gentes del lugar. Por sus páginas aparecen: soldados, cazadores, un operador de cine, un médico rural, maestros, periodistas, campesinos, un diputado, ingenieros, un historiador, un fotógrafo, un par de físicos nucleares, varios ancianos y niños,… Gentes que fueron evacuadas o que participaron en los primeros trabajos en el reactor o residentes en la zona contaminada o en la zona prohibida o huidos de la guerra de Tayikistán, eso sí, en su gran mayoría de nacionalidad bielorrusa.
Y esas voces hablan de sus sentimientos: miedo, odio, tristeza (el predominante), compasión, incomprensión, rechazo,… Al mismo tiempo y por lo que cuentan dejan ver claramente las mentiras, la manipulación, la ocultación, los secretos, las malas prácticas para combatir la radiactividad, la improvisación, el desconocimiento de lo  que pasaba y de sus consecuencias (enfermedad, muerte, nacimientos con deformaciones), en definitiva, la nula preparación que había para un fenómeno de esas características. En su inmensa mayoría el testimonio se da con los nombres y apellidos de sus autores.
Es un libro triste en muchísimos momentos, muy emocionante sobre todo en los monólogos con los que se abre y cierra el libro (este una historia de amor que me costaba leer) y también interesante para ver el sistema funcionando ya en sus momentos finales (gobernaba Gorbachov).
Muy importante en un trabajo de este tipo es el papel de la periodista lógicamente editando todos los monólogos, pero sin que se note su mano. No evita reproducir los fragmentos  más crudos como por ejemplo los dos siguientes que, curiosamente, corresponden a cada uno de los dos monólogos mencionados antes:
 
“Tenía el cuerpo entero deshecho. Todo él era una llaga sanguinolenta. En el hospital, los últimos dos días…Le levantaba la mano y el hueso se movía, le bailaba, se le había separado de la carne…Le salían por la boca pedacitos de pulmón, de hígado. Se ahogaba en sus propias vísceras.” (p.36)
“Los médicos me explicaron que si las metástasis hubieran atacado el exterior del organismo, habría muerto rápidamente, pero se extendieron por fuera. Por el cuerpo. Por la cara. Le empezó a crecer algo negro. No se sabe cómo, le desapareció la barbilla, despareció el cuello, la lengua se salió afuera. Se le reventaban los vasos, empezaron las hemorragias.” (p.398)
 
También es reveladora de muchas actitudes adoptadas en el momento la siguiente confesión:
 
“Respecto a su pregunta sobre por qué,  a pesar de saber lo que ocurría,  callábamos. ¿Por qué no salimos a la calle, por qué no alzamos la voz? Hacíamos informes, preparábamos documentos explicativos. Pero callábamos y nos sometíamos sin rechistar a las órdenes, por disciplina de partido. Soy comunista. No recuerdo que ninguno de nuestros trabajadores se negara a viajar a la zona. Y lo hacían no por miedo a que los expulsaran del Partido, sino por sus convicciones.” (p.282)
 
Para finalizar, dos frases lapidarias:
 
 “Esta es mi historia. Se la he contado. ¿Por qué me he hecho fotógrafo? Porque me faltaban palabras.” (p.331)
“Tomamos un salchichón, un huevo… Los pasamos por los rayos X: no eran alimentos, sino residuos radiactivos.” (p.281)
 
Un libro fundamental, sobrecogedor, revelador, asfixiante a veces pero que al mismo tiempo te congracia con una cierta humanidad; un texto que no deja indiferente. En todo caso, un libro que hay que ir leyendo poco a poco, en pequeñas dosis, tanto para disfrutarlo como para poder soportarlo.
Una autora a la que hay que seguir leyendo. De hecho ya tengo el segundo libro traducido y estoy a la espera del anunciado por la editorial Acantilado.
 
 
Svetlana Alexievich, Voces de Chernóbil

domingo, 22 de noviembre de 2015

El origen de una espléndida serie de televisión




Este libro, que dio origen  a la serie del mismo nombre primero en Gran Bretaña y luego en Estados Unidos, fue escrito en 1989 y no ha sido traducido en España hasta el año pasado solo un poco retocado ya que, según dice el autor en el Epílogo: “No hay grandes cambios, nadie que haya leído el original pensará que se trata de otro libro, pero la narrativa es un poco más rigurosa, los personajes más vistosos y los diálogos quizá más ágiles.” (p.447)
Efectivamente, se trata de una narración casi vertiginosa, muy bien medida y organizada y con unos diálogos excelentes. Me parece un acierto haber publicado aunque sea tarde este libro. No he visto la versión británica para la televisión, pero sí le estadounidense y reconozco muy bien alguno de los personajes sobre todo ese gran protagonista, Francis.
Una novela sobre el poder en el que los grandes protagonistas son la política y la prensa, y en la que suceden cosas que, siendo un tanto exageradas, el autor logra que las consideremos casi verosímiles. Si tuviera que resumir en una sola palabra la mayoría de las actitudes que Dobbs refleja en el libro esta sería cinismo, porque de él hacen gala hasta extremos casi grotescos esos políticos, periodistas y magnates de la prensa que tan bien, y con tan mala baba,  retrata el autor.
Cada capítulo aparece introducido por una frase o reflexión del tenor de las siguientes:
 
“Un cargo político es como la vida. Tu actitud hacia él suele venir determinada por si llegas o te vas.” (p173)
 
“La lealtad puede ser buena, pero rara vez es aconsejable.” (p.219)
 
Con ello ya nos podemos hacer una idea de por dónde van a ir los tiros.
Para terminar, quiero dejar constancia de la enorme actualidad de algunas cosas que se dicen en el libro a pesar de haber sido escritas hace 35 años.
 
“Tiene mi palabra de honor de que es así.-Dijo esas palabras despacio, inclinado hacia delante y mirando a la cara del presentador.” (p.238)
 
“- Se pasan la campaña asegurando que prácticamente no les hacen caso a los sondeos de opinión –lo animó Mattie-, que el único sondeo que importa…
-…es el del día de las elecciones, sí –interrumpió él, encantado de que estuvieran en la misma onda-, Es una pequeña ficción que mantenemos.” (p.163)
 
“Con toda certeza, este reciente sondeo de opinión contribuirá a alimentar esas dudas, pues en él se le concede a un primer ministro la puntuación más baja desde que dichos sondeos empezaron a llevarse a cabo hace casi cuarenta años.”
(…)
Hay impaciencia en el partido. Nuestra posición básicamente excelente se está viendo debilitada por la incapacidad del líder de ganarse a la gente.” (p.205)
 
Uno de esos libros que se leen prácticamente de un tirón, que resulta tremendamente entretenido y divertido y con un protagonista realmente deleznable (desgraciadamente como muchos que se podrían poner hoy de ejemplo).
 
Michael Dobbs, House of Cards

Artículos interesantes

Esta semana un desprestigiado Hollande ha puesto en marcha de nuevo los tambores de guerra. Seguramente, más acuciado por los previsibles resultados de las próximas elecciones,, ante el auge del Frente Nacional, que porque realmente crea que así se van a resolver los graves problemas que plantea el ISIS, DAESH o Estado Islámico.
A raíz de los atentados de París y de esta declaración de guerra son muchos los artículos que se han escrito. Yo quisiera destacar los que me parece que se salen un poco de la tónica habitual y plantean los temas con mayor profundidad.

Olga Rodríguez, que conoce muy bien la zona sobre la que ha publicado ya un par de libros, ha escritos dos artículos muy clarificadores sobre el tema. dejo el enlace al I y al II. (eldiario.es)

Íñigo Sáenz de Ugarte también hace un buen análisis sobre  el planteamiento guerrero del presidente francés. (eldiario.es)

Loretta Napoleoni, de la que ya he comentado en el blog su magnífico libro sobre el Estado Islámico,  analiza la financiación del grupo terrorista. (El País)
 
Buena defensa de la paz de Soledad Gallego. (El País)

Cambiando y mucho de tema.

Siempre que leo algo que tenga relación con la literatura y la lectura me gusta recomendarlo. En este caso Leila Guerriero escribe sobre unas personas, los editores, a los que estoy y estaré siempre eternamente agradecido porque gracias a ellos he tenido muchas horas de felicidad y placer. (Babelia)

jueves, 19 de noviembre de 2015

Gadafi en primera persona




Siento una especial debilidad por Khadra desde que lo leí por primera vez. Desde entonces no me he perdido ninguno de sus libros traducidos y solo en una ocasión me ha defraudado. Me gustan muchas cosas de él, pero sobre todo el tratarse de alguien capaz de comprometerse en y con los temas de los que escribe; así, ya desde sus primeras escritos dentro del género de la novela negra se introducía en los recovecos del poder en su Argelia natal con una fuerte carga crítica hacia el gobierno del FLN, luego cargó con virulencia contra el terrorismo islamista y sus baños de sangre también en Argelia y, siempre, haciendo críticas del autoritarismo, del abuso de poder y de la corrupción.
Llega ahora su última novela en la que vuelve sobre su tema favorito para lo que se mete, nada más y nada menos, que en la piel de Gadafi quien  relata en primera persona sus últimas horas. Además, en la tensión del momento, va recordando algunos acontecimientos de su infancia y rememorando también el proceso por el que llegó al poder.
Apasionante el tema y magnífico como siempre el tratamiento que le da Khadra. Utilizo un fragmento del comentario de Gabriel Martínez en Babelia que lo expresa perfectamente:
Khadra vuelve a mostrar una estupenda agilidad narrativa proyectada por su exuberante y preciso verbo, expresándose virtuosamente plástico y creativo en la descripción de la tortura, los bombardeos o la aberrante personalidad de un narrador sumido en un íntimo monólogo que igual ilustra sobre su delirante arrogancia como desliza arrebatos de delicadeza que vienen a constatar que los tiranos son (muy) románticos.”
Si todo el libro tiene esa agilidad narrativa vista y unos diálogos muy logrados, el tramo final, con la huida del dictador en una caravana de vehículos hasta su desenlace final, me parece especialmente logrado.
El autor vuelve a demostrar que es un gran creador de historias y que sabe desarrollarlas magníficamente empleando además, mérito añadido, pocas páginas, algo que es también bastante habitual en sus obras.
Libro muy entretenido, muy interesante y muy bien escrito.
 
 
Yasmina Khadra, La última noche del Rais

martes, 17 de noviembre de 2015

Más Mankell en África


 
Es el segundo libro que leo de la llamada “serie africana” del autor, una serie que se centra en los aspectos ideológicos y sociológicos y abandona el crimen como leitmotiv.  En este caso la acción se desarrolla primero en África, en el desierto del Kalahari, y luego en Suecia. Cuenta la historia de un sueco, Hans Bengler, que a finales del siglo XIX se marcha a África a la búsqueda de un insecto que fuese desconocido y al que pudiese poner nombre. Allí adopta a un niño negro de 8 o 9 años al que pone Daniel de nombre y lo lleva a Suecia donde lo dejará con una familia para volverse de nuevo a África a seguir con su misión. Así pues una curiosa y original historia sobre todo por la época en la que sucede.
La primera parte, en la que se cuenta el viaje del protagonista, resulta muy interesante, muy bien contada, con esa especial facilidad de Mankell para narrar y hacerte sentir lo mismo que sienten sus personajes. Sin embargo, tras la vuelta a Suecia y, sobre todo, cuando desaparece Bengler de la historia y Daniel se convierte en protagonista exclusivo, la narración decae, se hace un tanto reiterativa y suceden cosas que no tienen demasiada lógica. En toda esta parte aprovecha Mankell para hacer las mayores críticas a la sociedad sueca por el trato que da a un niño negro al que, en algún caso, les cuesta considerar como algo distinto de un animal. (No hay que olvidar que se desarrolla en el tercio final del XIX.)
Novela interesante y entretenida en general, con el particular estilo literario del autor, pero que está lejos de sus mejores creaciones. No obstante, incluso un flojo Mankell resulta recomendable.
 
Henning Mankell, El hijo del viento

domingo, 15 de noviembre de 2015

Artículos interesantes

Otro fin de semana muy escaso de artículos que merezcan la pena, de hecho de los tres que he seleccionado, en dos se trata no tanto por su validez sino por todo lo contrario.
 
Josep Ramoneda vuelve a hacer un análisis interesante sobre la situación en Cataluña. (El País)
 
Fernando Savater demuestra una vez más, como le viene pasando en los últimos tiempos, que no es cierto el dicho de que "quien tuvo retuvo". La flojedad de sus análisis y la insistencia en sus "enemigos" le hacen perfectamente prescindible, y hubo un tiempo en que yo leía sus libros.(El País)
 
Luis Arroyo, por otra parte un buen estudioso de la comunicación cuyos libros he comentado y recomendado en este blog, demuestra en este artículo que es un buen asesor de Pedro Sánchez, pero nada más. (infolibre.es)
 Por cierto que hablando de debates oí el otro día a un personaje de la serie Madam Secretary decir algo con lo que estoy más que de acuerdo: "Los debates no los ganan los argumentos, sino los argumentadores". Claro, aquí los promueven los medios porque son una forma barata de llenar horas.

viernes, 13 de noviembre de 2015

Interesante escritora checa


 
 
Ha tardado tiempo en traducirse esta novela que recibió en 2007 el premio a la mejor novela checa del año y otro premio en 2011 en Alemania. Hay pocas editoriales que publiquen obras de autores centroeuropeos y es una pena porque suelen tener una alta calidad media.
Felizmente nos ha llegado esta magnífica novela de la escritora y dramaturga checa Denemarková. El libro se inicia con el capítulo en el que se narra el regreso de la joven protagonista en 1945 a su pueblo de origen,  localizado en los Sudetes de Checoslovaquia, tras ser liberada de un campo de concentración. Será expulsada por los que han ocupado su casa en ausencia de la familia. El resto de la novela cuenta diferentes regresos que hace al pueblo la protagonista, ahora una mujer de 77 años, para recuperar sus propiedades una vez rehabilitada su familia que, por tratarse de judíos alemanes y considerarlos enemigos e incluso nazis, habían sido desposeídos al finalizar la guerra.
Con esta anécdota como punto de partida, la autora analiza muy bien las distintas reacciones que se producen en el pueblo ante los deseos de la mujer de que se levante un monumento a su padre para lo que incluso está dispuesta a ceder el patrimonio recuperado.
Realmente, lo que hace Denemarková es una crítica bastante dura a la situación y los comportamientos de sus compatriotas e incluso del propio sistema político que tarda sesenta años en conceder una rehabilitación. El egoísmo, el antisemitismo, la injusticia, etc., son los temas de fondo de la obra. De hecho la autora habla en una entrevista de la existencia de un segundo Holocausto.
Si importante e interesante es el tema que trata, también lo es y mucho la forma en que lo hace. Escrita a partir de una primera persona, la protagonista, que se va alternado con el relato tradicional en tercera, consigue el doble efecto de emotividad y realismo. Utiliza a menudo la frase corta, precisa y es muy buena construyendo diálogos.
En definitiva, un libro bastante completo, interesante y sugerente. No obstante, quisiera dejar también constancia de algo que no me ha convencido del todo. La autora cuando hablan  los habitantes del pueblo lo debe de hacer en el original utilizando un lenguaje popular de la zona; en la traducción se ha buscado el efecto haciendo la terminación de muchos participios en “ao”, lo que teniendo en cuanta que en España es la forma de hablar del Presidente del Gobierno no causa el mismo tipo de efecto.
Dejo los enlaces con un buen comentario y una interesante entrevista con la autora.
 
Radka Denemarková, El dinero de Hitler

jueves, 12 de noviembre de 2015

ANDAMIO

Tal y como está el panorama, prefiero dedicar una vez más el Andamio solo al entretenimiento ya que si no podría soltar demasiados exabruptos. Es realmente penoso e indignante lo que sucede en la política española y europea, y lo peor es que tengo la sensación de que irá deteriorándose aún más. Así que veamos buen cine y buenas series.
 
Películas
 
Mi casa en París. Curiosa película británica sobre un estadounidense que hereda una casa en París.
Irrational man. Un Woody Allen menor. No muy conseguido el guion  y un poco pesada.
Regresión. Un pestiño más que importante de Amenábar. Bastante alabada por la crítica, tiene escenas realmente penosas aunque, eso sí, parece que se trate de una película estadounidense por su realización.
El club. Magnífica película chilena. Densa, muy bien interpretada y lograda la atmósfera para desarrollar una historia así.
Yo, él y Raquel. Muy original planteamiento de un tema tan delicado como es el cáncer. Adopta la forma de una comedia aunque, lógicamente, con momentos más bien dramáticos.
Taxi Teherán. Originalísimo planteamiento de este director iraní perseguido y prohibido en su país. El problema es que alguna de las historias no se entienden bien por no conocer el contexto.
Lejos de los hombres. Especie de western por el tratamiento dado a un conflicto que sucede en la guerra de Argelia. Buena interpretación, dirección y magníficos paisajes.
Marte. Entretenida película de Ridley Scott. Tiene momentos de humor, de drama y de acción. Muy correcta políticamente tanto desde el punto de vista racial como sobre el papel de la mujer.
La verdad. Interesante película sobre el periodismo basada en una historia real y en el libro escrito por la protagonista. Buena reflexión sobre el oficio y un planteamiento bastante sincero de lo que pasó.
Truman. Emocionante historia y, sobre todo, impresionantes interpretaciones tanto de Darín como de Cámara. Cesc Gay muestra una vez más su talento para contar historias humanas con personajes de carne y hueso. Gran película.
 
 
Series
 
Si en las películas hay una gran variedad de procedencias, en las series casi todas son estadounidenses.
 
Manhattan. Buen inicio, regular continuación y una cierta recuperación al final. Trata de la búsqueda de la bomba atómica por los Estados Unidos y, como siempre en la mayoría de las series de esa procedencia, la historia se va entretejiendo con los problemas personales de los protagonistas.
Fortitude. Un tanto irregular serie europea. Magníficos paisajes para una historia que cuesta seguir a veces y que parece tener algunas trampas para explicar los extraños fenómenos  que suceden. No es exactamente ciencia-ficción, pero casi.
1992. Serie política italiana sobre la persecución de la corrupción durante ese año. Muestra muy bien los entresijos del poder y las conexiones con el dinero. Serie bastante valiente porque varios personajes son perfectamente reconocibles. Podría hacerse una versión española más reciente. El problema sería elegir el caso ante la cantidad de posibilidades. Por cierto que otro de los temas que trata es la posible creación de un partido que sustituya a la corrupta democracia cristiana (¿a que suena a conocido?).
The divide. Entretenida serie sobre un caso de condena a pena de muerte y la búsqueda, por parte de una estudiante de abogacía, de pruebas en contra de la condena. Un final muy abrupto pues parece ser que la cadena que la emitía la canceló.
Show me a hero. David Simon en estado puro. Los intrincados vericuetos del poder municipal en Estados Unidos en una historia basada en hechos reales. Por culpa de la forma de colocar los subtítulos me costó un poco seguirla, ya que además el sistema del poder municipal es totalmente diferente del nuestro, pero me ha gustado mucho.
Madam Secretary. Entretenida y en algunos episodios interesante. Tiene como protagonista a la Secretaria de Estado con lo que asistimos a muchos conflictos que, eso sí, se resuelven en el propio capítulo por lo que reciben un tratamiento muy superficial. No obstante, tiene la curiosidad de ver cómo se tratan algunos temas; por ejemplo, la crisis de Grecia.
 

lunes, 9 de noviembre de 2015

Una gran decepción.




 
Conocí la existencia de este libro por un comentario de Benjamín Prado en la radio en el que decía de qué trataba, del Holocausto,  y lo recomendaba. Como desde hace bastante tiempo estoy alejado de la literatura anglosajona, algo que estoy empezando a corregir, desconocía la existencia de este autor que parece gozar de bastante prestigio por los premios que ha obtenido y los elogiosos comentarios a su libro. Un autor reconocido y un tema que está entre mis lecturas habituales prometían buenos momentos.
La decepción ha sido de las mayores que recuerdo. Se trata de un libro póstumo y no sé si el autor tuvo tiempo para las revisiones habituales, aunque por los agradecimientos finales parece que sí lo tuvo.
Verdaderamente, se trata de un texto no solo bastante irregular, pues junto a momentos que tienen un cierto interés y alguna reflexión atinada por parte de los personajes, hay otros que son bastante absurdos por las reacciones incomprensibles que tienen esos personajes, sino que da toda la sensación de no estar del todo terminado.
Resumiendo mucho. El tema central del libro es, como ya he dicho, el Holocausto. Un numeroso grupo de personas se reúne en Auschwitz en 1996 para asistir a unas jornadas de meditación (no queda claro sobre qué). Hay judíos, cristianos, ateos,  alemanes, polacos, estadounidenses, un palestino, sacerdotes, monjas, etc., sin ningún especial nexo en común. El protagonista es un profesor estadounidense de origen polaco que parece ser que se encuentra allí buscando información sobre un escritor polaco, Tadeusz Borowski, que había escrito un libro sobre el Holocausto (que por cierto yo he leído). La parte central del libro la dedica Matthiessen a los debates que establecen los diferentes personajes sobre su visión de lo que pasó, de las responsabilidades que hubo, del conocimiento que se tuvo en su momento, de las causas del antisemitismo, en fin, de temas que son los habituales en la literatura existente sobre el tema. No es una mala idea, pero está todo muy dicho y el autor pone en boca de sus personajes demasiados tópicos y los convierte casi en estereotipos.
Hasta aquí podría pasar, pero lo peor es que el protagonista comienza a enamorarse de una de las dos monjas católicas, que además resulta ser una rebelde dentro de su Iglesia; esta historia da lugar a escenas un tanto patéticas y muy mal desarrolladas.
El capítulo final, En el paraíso, que es el que da título al libro, contiene en sus poco más de veinte páginas las frases más cursis y anticuadas y las reacciones más absurdas que he leído en mucho tiempo. Cuando las leía anoche no podía dar crédito a lo que estaba leyendo, en algunos momentos me recordaban una mala telenovela y no lograba entender los comentarios tan elogiosos que la editorial ha puesto en la solapa y la contraportada del libro.
He buscado en internet comentarios sobre el libro y solo he encontrado este que enlazo que también resulta bastante crítico. Me sorprende ya que lo habitual es encontrar de los libros de autores conocidos varias reseñas que, además, suelen ser bastante favorables.
No puedo recomendar su lectura aunque, como hay que decir siempre, sobre gustos no hay disputa.
 
 
Peter Matthiessen, En el paraíso

domingo, 8 de noviembre de 2015

Sobre el mundo que se avecina



 
El libro viene avalado por los comentarios muy favorables de personalidades como: Santiago Alba Rico, Joaquín Estefanía, Juan Torres o Antón Losada. De Losada, por ejemplo,  se recoge en la contraportada lo siguiente: “Casi todas las desgracias y sufrimientos infligidos a la mayoría desde el inicio de esto que llaman crisis podían haberse evitado. Este libro les ayudará a entender la ideología que los ha justificado y qué tiene planeado para nuestro futuro.”
Efectivamente este libro es una buena descripción y análisis de los cambios que se están produciendo en el mundo de la empresa y, en menor medida, de la política. No se dedica a criticarlos porque creo que el autor piensa, y con razón, que es suficiente con contarlos; ya se encargará el lector de sacar sus conclusiones aunque es cierto que en el cuarto capítulo, con el que se cierra el libro, sí aparecen algunos elementos de crítica. En los otros tres capítulos en que está dividido el texto trata de La aceleración, La empresa y La política.
Hernández, periodista de El Confidencial, utiliza mucho entrevistas con expertos en los diversos apartados de los que solo da el nombre de pila si bien varios de ellos son perfectamente reconocibles, muchos materiales del diario en el que colabora y algunos libros especializados.
A pesar de ser periodista a veces su estilo resulta un poco farragoso, pero es que también ejerció de abogado y ya se sabe.
Quien busque un texto fácil de crítica de los partidos que gobiernan o han gobernado, no lo encontrarán aquí. Es un libro que va más allá de lo coyuntural y que ofrece algo más complejo de lo que, seguramente por razones comerciales, se deduce de su título y subtítulo.
Tres breves fragmentos que indican un poco por dónde va el contenido del libro:
 
 
“(…) la formación hoy en día es residual a la hora de contratar a un empleado. (…) Lo realmente complicado es dotar a un empleado de las cualidades personales de las que carece, como voluntad, adaptación o disposición relacional.” (p.69)
 
 
“Las organizaciones no se caracterizan por el orden, la racionalidad, la colaboración y la confianza, sino que son entornos de competencia en los que por las aspiraciones, deseos y las necesidades de cada participante se generan conflictos que no suelen resolverse a la luz.” (p.134)
 
 “El papel de la política actual es el de ejercer de marco que haga posible el desarrollo individual, y parte de esa tarea consiste precisamente en mantener a raya las tentativas de transformar radicalmente la sociedad. (…)
Ésa  es una de las principales razones por las que la política se convierte en la gestión de lo dado en lugar de en instrumento para lograr un mundo mejor.” (p.155)
 
 
Un libro muy recomendable que requiere una sosegada lectura. En mi caso, probablemente por mi edad, formación y tener un hijo de seis años, tengo que reconocer que al terminarlo me ha quedado una cierta amargura.
Dejo el enlace con una interesante entrevista con el autor.
 
 
Esteban Hernández, Nosotros o el caos. Así es la derecha que viene
 

Artículos interesantes

Otro domingo flojito en la prensa a pesar de cómo están  el país y el mundo. No sé si eso es una señal de lo que nos espera. En todo caso, siempre hay algo de interés y destaco dos entrevistas a dos personajes muy diferentes.

Empiezo con una entrevista a Andrea Camilleri en Babelia. Me encantan sus libros y me interesa como persona. Una vez más es un placer poder recomendar escritos sobre literatura. (El País)

Josep Ramoneda hace, como siempre, un análisis muy atinado del momento político en Cataluña. Me parece que es uno de los comentaristas políticos que mejor saben entender lo que pasa allí y cuáles pueden ser las salidas. En este caso, apoya la postura de Pablo Iglesias. (El País)

Entrevista con Mercedes Cabrera a raíz de la publicación de su biografía de Jesús Polanco. No sé por qué, pero la entrevista me ha dejado un tanto perplejo: esperaba más de esta buena historiadora. (ctxt)

viernes, 6 de noviembre de 2015

Interesante escritora española


 
 
No conocía a esta escritora, pero cuando leí La hija del Este, una novela verdaderamente notable, me dije que había que estar atento a sus próximas obras.
Acaba de salir esta nueva novela y, aunque diferente e inferior a la mencionada, tiene también su interés.
Está dividida en tres capítulos claramente diferenciados, tanto que yo me atrevería  a decir que se trata de tres novelas distintas en las que, eso sí, hay un par de personajes en común.
En el primero, hay dos historias que se van entrecruzando en el texto de una forma ciertamente original; por una parte, los problemas laborales y familiares de una directora de sucursal que vende preferentes y, por otra, el levantamiento en Jaca de Fermín Galán para traer la república. Este segundo tema me ha parecido muy interesante porque, además, la escritora, bastante bien documentada, lo trata con gran agilidad y con una narración muy viva que te hace sentir esos momentos de tensión.
En el segundo capítulo de repente cambia de forma radical y cuenta la historia,  a través de un monólogo, de un fraile franciscano croata que en la segunda guerra mundial participó junto a los ustachas en la represión de los serbios. Es de una gran dureza y no escatima escenas muy crudamente narradas sobre asesinatos y despedazamientos de personas en vivo. De alguna forma recuerda temas de su anterior novela y a mí es el capítulo que más me ha gustado porque tiene también la originalidad del lenguaje que emplea muy coloquial para tratarse de un monje. Hay una crítica feroz tanto de los ustachas como de los sacerdotes católicos que colaboraron en la represión.
En el tercer capítulo vuelve a cambiar de tema y de registro. Está centrado en la figura de la directora de la sucursal y en una relación que pretende mantener con un joven pagando por sus servicios. Aquí la forma narrativa es la tradicional de la tercera persona.
Como se ve hay muchos temas y muy variadas formas de contarlos.
La novela me estaba defraudando en sus primeras páginas, pero poco a poco me fui metiendo en las diferentes historias y la he disfrutado. Quizá le haría dos observaciones críticas en las que no puedo ser muy explícito para no hacer spoiler: por un lado, la explicación muy al final de la novela de por qué está así contada la historia del segundo capítulo que me parece demasiado facilona y, por otro, el final que me parece poco justificado tal y como venía desarrollándose la historia.
Una buena novela de una estupenda y original creadora.
Dejo enlaces con dos comentarios más elaborados: el de Carlos Pardo en Babelia y el de Ángel Basanta en El Cultural con el que estoy totalmente de acuerdo.
 
 
Clara Usón, Valor

miércoles, 4 de noviembre de 2015

Mis temas recurrentes VI: el reportaje periodístico



 
Vuelvo al tema del periodismo que ya traté en la tercera entrega de esta serie, pero lo hago desde otra perspectiva; si la vez anterior me centraba en los libros que hablaban de la profesión, de sus problemas, de la crisis actual, de la manipulación de la información, etc., ahora todos los textos que pongo son trabajos, en su inmensa mayoría reportajes,  hechos por periodistas sobre diferentes realidades.
Todos los que aparecen son no solo grandes periodistas, sino también grandes escritores. En este sentido, faltan dos fundamentales como son Ryszard Kapuscinski y Manuel Chaves Nogales, porque ambos tienen precisamente  su lugar en la serie Mis autores favoritos.
Hay libros para todos los gustos y con unos temas enormemente variados pues desde los magníficos reportajes de Talese sobre Sinatra o el boxeo, hasta el trabajo impresionante de Walsh sobre un episodio terrible de la dictadura argentina, pasando por el espléndido libro de Olga Rodríguez dando voz a los que normalmente no la tienen y, desde luego, por los dos aterradores libros de Hatzfeld sobre el drama de Ruanda que, como dije en su momento en el blog, son dos libros que muchas veces hay que entrecerrar y respirar profundamente para poder seguir leyéndolos; todos juntos componen una visión bastante completa de lo que el periodismo puede aportar al conocimiento de la realidad.
Como es lógico no están todos los que son, pero creo que puedo asegurar que sí son –merecedores de atención y lectura-,  todos los que están.